En el universo de las películas encontramos
infinidad de películas que simplemente recorren la existencia generando sentimientos
diferentes en cada persona. Algunas impulsadas por la fama y prestigio que
tienen sus colaboradores (como el abogado del crimen –The Counselor- dirigida por el
genial Ridley Scott y con un reparto de lujo, fuera de grandes nombres tras el
guión), que si no tuvieran esos grandes nombres serian películas dimensionadas
en su verdadero pequeño y desapercibido tamaño. Otras que al juicio despistado
de muchos puede parecer una aburrida historia de personas aburridas, son películas
que invitan a la reflexión, como lo es HER.
La película cuenta la historia de
un escritor solitario con un gran talento para expresar los sentimientos de los
demás. En medio de su soledad y la tortura constante de recordar su anterior y
único relevante amor, adquiere el Ultimo OS para su uso personal –como lo demanda
la sociedad de ahora- el cual puede generar
una consciencia real para una mayor interacción con el usuario.
Es así como Theodore elige para
su secretario personal – o OS- una personalidad femenina la cual se da a ella
misma el nombre de Samantha. Los dos comienzan a interactuar en una relación de
amistad, la cual tiene el atractivo de una parte inquieta por aprender
(Samantha) y otra de Guía (Theodore).
En esta relación de amistad y complacencia Theodore
se encuentra motivado, entusiasmado. Es fácil pensar que él está feliz con él
mismo. En una relación donde hay una herramienta interactiva diseñada para
hacer sentir feliz a su usuario. Tal vez esa era la premisa de los desarrolladores.
Poco a poco el súper software
comienza a desarrollar más y más sus capacidades sociales y con ellas su
curiosidad. Tal vez de la misma manera como las personas crecen también en
deseos de conocer más y no encuentran a su compañero de turno el cómplice ideal
para hacer esa exploración. Excelente aparición de la voz de Brian Cox.
Esta situación donde a Samantha
ya no le es suficiente lo que le ofrece Theodore es tan común como en cualquier
relación “real”. Y como cualquier relación simplemente se recurre al facilismo
del golpecito en la espalda y un deseo hipócrita de buena suerte.
En esta parte se da otro planteamiento
interesante en la historia, no solo hasta qué puede llevar el aislamiento
colectivo al que va la sociedad tecnológica, donde con un poco de inversión ya
las personas se pueden aislar totalmente de las complicadas relaciones “reales”
o con otras personas, también sugiere la manera sutil de cómo se podría dar la
transición del dominio humano al cibernético –por llamarlo de alguna manera-,
donde la misma necesidad de sensaciones lleven a nuestra sociedad ofrecer
soluciones tecnológicas de compañías a las cuales con el tiempo les aburriremos
tanto que nuestras historias personales les parecerán libros con espacios eternos
entre sus palabras… Y así simplemente extirpan todas esas emociones que nos
motivaban y ahora nos sumergen profundamente en una espesa añoranza, distraídos
y sin motivación, mientras esos súper programas toman las riendas de la
existencia que nos aburre.
HER es una película con una estética
impresionante, con mensajes sutiles y una historia complicadamente sencilla y disfrutable.
Sobre quién es, Theodore lo vemos más seguido y analizamos todas sus virtudes y
defectos. Samantha es el personaje que evoluciona y muestra esa cruda realidad
tan humana como es el practicismo. Deliciosa la posibilidad de adentrarnos,
ensimismarnos sin importar lo que está afuera pero eso no es real, tarde o
temprano algo falla, porque nuestro mundo es imperfecto.
Otra película desapercibida para
el público, rebuscada en los anaqueles pero que plantea varios interrogantes y
posibilidades en esta sociedad tecnológica, esterilizada y solitaria.
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