Escribir cuesta demasiado a cualquiera, lograr coherencia en el texto, no desviarse y terminar en otro sitio y en el proceso mantener la atención del lector es un logro menospreciado por la mayoría de personas. Quizá solo valorado por los que estudian y están atentos a esas particularidades.
Es como la vida, en la cual si no existe un hilo conductor de las acciones, que las mantenga con un norte y evite el terminar por otros sitios, el lector principal de cada vida que es cada uno, termina perdido. Con el problema que no puede cerrar el pesado libro, debe continuar en el.
Es por esa razón que se debe recomponer la marcha que se lleva si esta no mantiene una coherencia con lo que se busca expresar, tanto en lo que se escribe como en la vida, es un principio claro que se aplica a estas dos situaciones y les da su relevancia. Se debe hacer para no perder lo que importa en realidad, lo que al final es nuestro manifiesto en el breve paso que tenemos en la eternidad de la historia
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